El Consejo Supremo de Justicia Militar acordó ayer aplazar hasta el
día 27 de abril el juicio contra los 33 procesados por el intento de golpe de
Estado del 23 de febrero, con el fin de dar tiempo al fiscal y a los defensores
para preparar sus conclusiones definitivas, con cuya lectura concluirá la vista
oral. El acuerdo se adoptó en la mañana de ayer, una vez concluido el periodo
probatorio de la causa con el interrogatorio del testigo Enrique Múgica. Pese a
la expectación despertada, la declaración del diputado socialista, que sólo
ocupó media hora, no produjo tensiones ni aportó datos nuevos. Múgica insistió
en que en la comida que celebró en Lérida con el general Armada, con
anterioridad al 23-F, no se habló de un Gobierno de concentración ni de golpes
de timón. "Para los golpes de timón", afirmó, "está el
Parlamento".
Enrique Múgica,
cariñosamente apelado de mariscal
Herzog, paseaba triunfal,
rodeado por una corte de oficiales obsequiosos, el patio campamental. Poco más
de veinte minutos había durado su deposición ante el Tribunal y pocos eran los
que no se hacían ayer lengua de la blandura, hasta la dulzura de los abogados políticos. Se esperaba, dentro de la lógica de
Campamento, que Enrique Múgica estuviera sentado ante la mesa de testigos hasta
el arrepentimiento de haber creído en Marx en su juventud y en la
socialdemocracia en su madurez personal y política. Nadie dudaba de que el
relevante socialista padecería un tercer grado demoledor. Reunía todas las
condiciones para engrosar el martirologio de esta causa: socialista, diputado,
responsable reciente de asuntos militares en su partido y en el Parlamento,
controvertido, semita y hasta comensal ocasional con el general Armada. Por
menos de todo lo anterior han crucificado a más de uno en el Servicio
Geográfico Militar. Pues nada. Pocas preguntas y mínima presión sobre el
testigo. "...Pidió el chapeo, requirió la espada, miro al soslayo, fuese,
y no hubo nada". Ni López Montero ni De Meer forzaron el tren al que -particularmente el primero-
nos tienen acostumbrados. Así se perdió la ocasión -única en este proceso- de
despiezar a la clase política. Un misterio más para la historia secreta de
Campamento.Tras Múgica, dejo de comparecer un brigada, cuyo testimonio no era
precisamente crucial (los abogados citantes renunciaron al mismo) y se abrió un
receso de una hora para que el Tribunal deliberara sobre las pruebas
solicitadas por algunas defensas (careos e inspección ocular del despacho del
jefe de la División Acorazada). Todo fue denegado en el criterio de que tales
pruebas no aportarían nada novedoso a este almacén de dudas razonables. Y para
que el ministerio fiscal y las defensas reflexionen sobre el aluvión de
palabras de los dos últimos meses se levantó la sesión hasta el próximo martes.
En los corrillos, fuera de la sala, campeaba la tesis del pacto de Campamento, acaso como contraprestación de las
inminentes consecuencias del pacto
del capó. Que si los
tenientes de la Guardia Civil son puestos en libertad provisional en aplicación
parcial de aquella atípica rendición de Tejero, Pardo Zancada y Camilo
Menéndez, a cambio de que no se someta a humillaciones procesales a un distinguido
parlamentario del PSOE. Y si así no son las cosas esta es la música que suena.
Pero sea como fuera debe rendirse tributo a este diputado que ha sabido
mantener una presencia digna ante sus interrogadores; relajado, dominador del
escenario, olvidado de sus trabucaciones famosas, seguro de sí mismo, recordó
al abogado de Tejero que en este país solo el Parlamento está legitimado para
dargolpes de timón.
Al borde de este largo
paréntesis ya hemos rebasado dos meses de proceso. La primera reflexión es que
este país es admirable. La segunda es, sin embargo, negativa: sabemos ahora
menos que al comienzo. No se ha advertido en todas estas extenuantes jornadas
ni un adarme de voluntad por parte de nadie -el fiscal incluido- por derribar
el sólido muro de silencios cómplices que cerca esta causa. Doblada esta fase
procesal -importantísima- ya casi no cabe esperar nada. En el futuro se
producirán incidentes si los encausados lo quieren, y nos depararán sofiamas
bien en su justificación final, bien en los alegatos de sus defensores
militares. Pero que nadie piense que la causa 2/81 va a aportar algo nuevo a
aquella historia del 23 de febrero. Nos enteraremos de algo más por los libros
(algún procesado ya está a la máquina) y dentro de unos años.
¿Qué ambiente se mastica?.
Pues que siete consejeros duros, otros siete contemporizadores, y tres dudosos. Y el fiel de la
balanza inclinándose, por lo que se runrunea, hacia la decisión cuasi
salomónica de sentencias ejemplares hacia la cabeza de los implicados y comprensión
de tenientes coroneles para abajo, procurando salvar, en estos últimos, las
máximas carreras posible. Dentro de la reserva con que deben acogerse tales
comentarios sí parece seguro que los tenientes de la Guardia Civil que
asaltaron el Congreso estarán en breve mandando nuevas unidades, es dudoso que
sean condenados a más de la prisión preventiva dos a más de la prisión
preventiva que ya han cumplido.
Diccionario de
Campamento.-
Todo parece indicar que este
país hace ya semanas que desdeña, acaso sabiamente, la neurosis
jurídico-golpista que aquí se ventila. No un corolario de frases hechas,
escuchadas y repetidas en estos meses, algunas magníficas, y que van a terminar
formando parte del acervo del vocabulario popular.
Ya se escuchan. por ahí y
ponen en evidencia una retranca popular a prueba de golpes, pactos,
juicios interminables y crísis políticas de todo tipó. Hete aquí un pequeño
florilegio:
"Bonito es mi padre
para que me toquen el sombrero".- Frase de Tejero en la que quiere evidencia que
con él nadie juega. Uso generalizado según el propio sentido de la expresión.
"La bandeja está
grabada". Mensaje que recibe el coronel que recibe el general San Martín desde la
División Acorazada y por el que tiene conocimiento el general Torres Rojas ya
está en Madrid. Se usa como guiño verbal para advertir a un inetrlocutor que
todo está bajo control y hecho: una cita, un negocio, etcétera.
"Ni está ni se le
espera".- Contestación
que recibe el general Juste cuando pregunta por el general Armada en La
Zarzuela. Modalidad para dar a entender que un interlocutor no está para nadie
ni para nada.
"Esto me da asco,
me da nauseas, me siento malo, me voy".- Frase de Milans antes de retirarse de una de
las sesiones del juicio. Se usa libremente para terminar una reunión. Ejemplo:
de entre un grupo de amigos, en la barra de un bar, uno se marcha; en vez de
despedirse convencionalmente les espeta: "Esto me da asco,..., etcétera.
"Se sienten, coño".- Ya forma usual de rogar
amablemente que más de dos personas tomen asiento.
"El componente
naval".- Alusión a sí mismo del capitán de navío Camilo Menéndez. Se utiliza para
definir algo que esta ahí y que no sirve para nada.
"Verde con
asas".- Un jefe de la Acorazada, cuando Pardo Zancada explica que en Madrid va a
producirse un hecho grave, comenta: "Verde, con asas, en el
Congreso", en el presentimiento de que un Guardia Civil -Tejero- se iba a
presentar violentamente en el Parlamento. Sinónimo de Guardia Civil.
"Lo querían Sus
Majestades". Escuchado ad nauseam en Campamento. Es lo que se aduce
cuando no se sabe cómo justificar alguna pifia.
"Ir a cumplir un
servicio".- Dar un golpe de Estado.
"El niño está
dormido".- Una pareja no debe ser molestada.
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